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                                               18 de mayo de 2020

Día 1   

           Hoy ha sido un día importante, con motivo de la festividad de Sta. Rafaela me he embarcado en un gran viaje que sé que me va a traer infinidad de aventuras. A las 12:30 salí del colegio e inicié mi camino con una mochila cargada de ilusión con el objetivo de llegar a mi primera parada, Bilbao.

          Atrás he dejado preciosos pueblos marineros como Laredo o Castro Urdiales, dos de las cuatro Villas de la Marina de Castilla. Hace cinco siglos, grandes personajes de la historia como la mismísima Isabel La Católica, Juana la Loca o Carlos I pisaron la misma tierra donde hoy he dejado mis huellas. Con un “hasta pronto” despedí a nuestra Cantabria infinita y con un kaixo me recibió nuestra vecina Euskadi. Paso a paso he llegado a mi primer destino, la ciudad del Guggenheim, del BEC o de Miribilla,  aquí he tenido mi primer contacto con la Santa. Toda mi experiencia espiritual en este lugar aparece reflejada en la Parada 1 “Bilbao” .

          Tras recorrer algunas de  las calles más emblemáticas del casco viejo como Somera, Artekale o Barrenkale, y hacerme alguna foto,  reanudé mi marcha rumbo a la capital del Pais Vasco.

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          Al llegar a Vitoria me sentí como si fuera un personaje de la famosa novela de Ken Follett “Los Pilares de la Tierra”. Desde la plaza de la Virgen Blanca con Celedón observando desde lo alto, me perdí por las calles de la ciudad:  la plaza del Machete, la "Kutxi”, el palacio de Montehermoso o la Casa del Cordón fueron algunos de los rincones que captaron mi atención. Agur Vitoria, ¡Nos volveremos a ver pronto!

        Entre viñedos que tiñen de verde intenso el paisaje de la Rioja Alavesa, me dirigí dirección Logroño. Mirara donde mirara descubría un lugar con encanto: caminos salpicados de olivos, dólmenes que “hechizan” con su presencia, villas medievales con recintos amurallados, casas solariegas, iglesias históricas e infinidad de bodegas.

          En apenas unas horas llegué a Logroño con el tiempo justo de visitar los "5 imprescindibles" de la capital riojana: el paseo de "El Espolón", la concatedral de Santa María de La Redonda, la famosísima calle Laurel, el convento de la Merced (actual Parlamento) y el puente de piedra. Desde este puente y dirigiendo mi mirada al Ebro, me vino a la cabeza el poema de Miguel Hernández dedicado a este río: "Surco infinito. Camino de venas que entre alamedas vas seguro y opaco. No te preocupa el tiempo, con el tiempo siempre eres distinto y de tan igual eterno". 

 

          Escribo este diario desde Tudela, lugar donde voy a pasar mi primera noche. Aunque estoy muy cansado, me voy a dormir contando, con ansias, las horas que quedan para reanudar mi marcha y seguir descubriendo maravillosos parajes.

    

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